Las empresas, independientemente del sector al que pertenezcan y del tamaño que tengan, necesitan afrontar los nuevos retos de la economía digital para ser competitivas y no perder de vista las nuevas reglas del juego. Lo que diferencia a un buen proyecto es la capacidad de unir este proceso no solo a la tecnología, sino también al negocio y con una estrategia clara.
Un reciente estudio[1] de la Consultora Forrester, señala que 89% de los empleados que trabajan a tiempo completo con los clientes (Financieros, Centros de Servicios, BPO, operadores, profesionales de Salud, gerentes de mayoristas/Minoristas…) no pueden brindar la experiencia que el cliente espera debido a que ocupan buena parte de su tiempo buscando información de valor a través de sistemas y procesos ineficientes de flujos de información. Con estos datos, el informe concluye que los sistemas actuales consumen mucho tiempo y recursos de los analistas, los cuáles podrían utilizar para proporcionar una atención y experiencia más satisfactoria y personalizada a los clientes. Actualmente muchas organizaciones buscan tener acceso a nuevas tecnologías ya que existe una gran brecha entre el tiempo de respuesta hacia los clientes, hacia procesos internos de negocio y una respuesta inmediata seria de mucho valor para todos los involucrados en el negocio. Por ello, la colaboración, mensajería instantánea, soluciones móviles y los lugares de trabajo flexibles forman parte de la Transformación a fin de reducir el tiempo dedicado a las actividades que no agregan valor a la organización o a sus clientes finales y tampoco permiten a los trabajadores dar un servicio personalizado a los clientes. Es importante mencionar que todas estas tecnologías dependen de la socialización de la información crítica de los negocios.
Una vez organizada esta fase, el proyecto debe contemplar la necesidad que existe hoy en día de adelantarse a las necesidades del mercado. Para ello, debe estar preparado para adaptarse a un contexto cambiante en el que el suministro, disponibilidad y utilización de los flujos de datos de forma inmediata y sencilla son determinantes. La base está en hacer un análisis de la gestión de la información que se hace en la empresa, desde la entrada, el procesamiento y la producción de la información, para conocer en detalle cómo llega a la empresa, cómo circula y cómo los empleados tienen acceso a la misma cuando la necesitan.
Uno de los objetivos estratégicos de las empresas es entender a fondo las necesidades del mercado y poder proveer cualquier tendencia o nueva necesidad que surja en ellos. Para ello, debe estar preparado para adaptarse a un contexto cambiante en el que el suministro, disponibilidad y utilización de los flujos de datos de forma inmediata y sencilla son determinantes.
Los dispositivos móviles han impactado de forma decisiva en nuestra vida cotidiana, tanto que, en pocos años, se han vuelto herramientas esenciales, también para las empresas: la revolución propiciada por las tecnologías móviles – con smartphones cada vez más funcionales y aplicaciones cada vez más específicas – ha significado un verdadero reto a su tradicional esquema productivo. Mientras el crecimiento de las herramientas basadas en la nube redefinió las expectativas sobre el hardware y la infraestructura (reorientado las inversiones hacia el cloud computing), los nuevos hábitos “tech” de los trabajadores incidieron en el día a día laboral. Así, se popularizaron distintas modalidades de teletrabajo (total o parcial) y nuevas actitudes corporativas como el BYOD (Bring your own device), que permiten o fomentan el uso de dispositivos móviles personales para el trabajo.
América Latina no está al margen de estas tendencias. La región tiene un alta tasa de penetración de smartphones (con 275 millones de conexiones de banda ancha móvil en 2014) y proyecciones alentadoras sobre el volumen del tráfico de datos móviles, que se triplicó entre 2015 y 2018. Simultáneamente, la adopción corporativa de aplicaciones alojadas en la nube está a la vanguardia global, con un 39% de las grandes empresas de la región usando software en el cloud, frente a índices mucho menores en Asia-Pacífico (28%), Estados Unidos (19%) y Europa (12%). Estos indicadores están redibujando el escenario interno de las compañías, muchas de las cuales operan prácticamente como oficinas sin papeles y con personas conectadas de manera remota. En este contexto, la gestión de los documentos corporativos sigue siendo un tema fundamental, que ya no se puede pensar sin el concepto de movilidad. La información importante, los archivos de distinto nivel de confidencialidad e incluso los datos sensibles demandan el mismo grado de eficiencia para su gestión. El cambio de paradigma, en cambio, tiene que ver con las características de los documentos, que ahora son irreversiblemente digitales, necesariamente móviles y, cada vez más, multi-plataforma.
El objetivo del CIO debe ser potenciar las diferentes maneras en que los trabajadores desean realizar sus actividades diarias, creando y alineando los procesos del lugar de trabajo con la tecnología; desde el uso de dispositivos y hasta la infraestructura TI de la organización con el fin de colaborar y e intercambiar información. Por encima de todo, el objetivo del CIO debe ser ayudar a crear un enfoque y estrategia digital optimizada y flexible para la gestión del estilo de trabajo que mejore la productividad y el compromiso de la fuerza laboral.
[1] A Forrester Consulting Thought Leadership Paper Commissioned by Ricoh, “The New Workplace Reality: Enterprises Must Capture The Soul And Spirit Of The Emerging Worker”